Orar y despertar el alma
Basta con solo detenernos 30 segundos y mirar más detalladamente…mirar el atrio de esa capilla, de aquella iglesia, de esa catedral….mirar más detalladamente ese altar y el sagrario. Ceder unos minutos más para dejar que el alma despierte y reconozca que allí se encuentra Jesús eucaristia. Dejar despertar cada día en cada oportunidad, a la vida que tenemos dentro y tomar conciencia que en el colectivo de la sociedad, este fenómeno se repite a diario ….cada día, cada instante, alrededor nuestro,en muchas personas… en cada hermano.
Todos estamos llamados a despertar y a hacer resplandecer el alma en nuestros lugares, en nuestros alrededores,en nuestras casas, en nuestras calles, en nuestras comunidades, en nuestras redes de amigos…y hacer de cada día un ejercicio de despertar el soplo de vida divina, para nutrirnos del mismo Jesús, el único quien conoce a fondo a cada alma pues el lo ha creado todo junto con el Padre del Cielo.